domingo, 18 de abril de 2010

Alarma en Cuba ante la aparición de escándalos que tocan o rozan al Gobierno

El crecimiento desbocado de la corrupción es lo que de verdad amenaza y preocupa al castrismo estos días, hasta el punto de empezar a verse como el peligro más letal para la revolución.

FERNANDO GARCÍA

Ni la disidencia, ni las condenas internacionales por la muerte de Orlando Zapata, ni la "feroz campaña mediática contra Cuba" por ese y otros asuntos. Ni la presente sequía, ni el riesgo de terremotos, ni los nuevos ciclones que ya se anuncian. Ni siquiera el embargo económico de Estados Unidos, mal que bien sorteado en el último siglo. Lo que de verdad amenaza y preocupa al castrismo estos días, hasta el punto de empezar a verse como el peligro más letal para la revolución, es el crecimiento desbocado de la corrupción. Ya no sólo en la sociedad, sino en los aledaños y en el seno mismo del poder. Destacados comunistas lo reconocen y advierten ya con toda crudeza.

Las noticias sobre casos concretos de corrupción en la isla corren a base de rumores imposibles de verificar, al menos hasta que, eventualmente, se desarrolla un proceso. Mientras tanto, todo es opaco e impenetrable cuando de contrastar y detallar se trata. Sin embargo, de unas semanas a esta parte y desde dentro del propio sistema han comenzado a surgir inéditas y muy concretas acusaciones que muchos revolucionarios de los de toda la vida se pasan por correo electrónico a velocidades impropias del Caribe y aún más insólitas en Cuba.

La última aportación de la que no paran de hablar en los círculos de la aquí llamada "izquierda" cubana –léase socialistas críticos– es el artículo que el académico Esteban Morales, del Centro de Estudios sobre Estados Unidos de la Universidad de La Habana, acaba de publicar en la página web de la Unión de Escritores y Artistas de Cuba. En el texto, el politólogo, economista y reconocido defensor de la revolución llega a decir que "la corrupción es mucho más peligrosa que la llamada disidencia interna, pues esta se encuentra aislada, carece de programa alternativo y no tiene líderes reales ni masa". "La verdadera contrarrevolución –añade– es la corrupción. Porque resulta estar dentro del gobierno y del aparato estatal, que son los que manejan los recursos del país". La conclusión es a su juicio esta: "Cuando observamos detenidamente la situación interna de Cuba, no podemos dudar de que la contrarrevolución está tomando posiciones en ciertos niveles del Estado y el Gobierno".

Morales se hace preguntas y pide explicaciones públicas sobre "informaciones de medios no oficiales" que vinculan a una corruptela a gran escala la reciente destitución del general de división Rogelio Acevedo como jefe del Instituto de Aeronáutica Civil. Acevedo es un histórico que combatió con el Che Guevara.

Por otro lado, ayer se conoció la muerte en su apartamento de La Habana, acaecida el martes en circunstancias no aclaradas, del empresario chileno Roberto Baudrand, representante del industrial de la misma nacionalidad Max Marambio, ex guardaespaldas de Allende y hasta hace poco hombre bien relacionado en la isla. Según el diario La Tercera, de Chile, Baudrand estaba siendo investigado en Cuba por corrupción. Ni la embajada chilena ni La Habana lo confirmaron.

Raúl Castro declaró hace diez días que, "sin un firme rechazo social a las ilegalidades y manifestaciones de corrupción, no pocos seguirán enriquecidos a costa del sudor de la mayoría, diseminando actitudes que atacan directamente a la esencia del socialismo". Fue una pequeña muestra de la inquietud que atenaza al líder cubano. Su hermano Fidel ya lo dijo en el 2005: "Esta revolución puede destruirse por sí misma. Los que no pueden destruirla hoy son ellos (el enemigo); nosotros sí, y sería culpa nuestra".
TOMADO DE LA VANGUARDIA.एस

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